En mis trabajos intento evocar la ansiedad agazapada, el ensueño y, a veces, la nostalgia. Trato de capturar y transmitir las sutiles, pero profundas sensaciones visuales que ciertos momentos fugaces producen en mi imaginación.

La luz cambiante y la atmósfera son las que guían mi manera de ver y de pintar.

Creo paisajes imaginarios: bosques que se incendian o que se han deteriorado; estructuras rotas que habitan lugares desolados; zonas destruidas donde los cables todavía están manchados con la sangre de las aves que lucharon para escaparse.

Mi trabajo a menudo comienza con una composición abstracta que genero al imprimar la superficie. Esta composición es una parte fundamental de cada obra, ya que guía el proceso y el camino que va a tomar.

Cada obra evoluciona a medida que empiezo a manipular las formas indefinidas que emergen de la imprimación inicial. Integro gradualmente estas formas dentro de un ambiente que evoca ciertos estados de ánimo y recuerdos. Prestando atención a estas sensaciones construyo ritmos de luz que se entretejen con las sutiles variaciones de tono y de temperatura.

Incluso si estas pinturas se alejan del enfoque abstracto que las empezó, nunca se vuelven obvias. Dejan que el espectador elija por dónde entrar y qué ver en ellas. El misterio y la ambigüedad están siempre presentes.